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Inspeccione regularmente sus pies.
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Realice ejercicio físico de manera regular.
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Lave
los pies cada día con agua templada y utilice un jabón con el pH adecuado a su
tipo de piel.
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Seque
los pies de manera minuciosa, especialmente entre los dedos.
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Utilice crema hidratante para el cuidado de los pies, pero
nunca la aplique entre los dedos.
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Corte
las uñas rectas y no demasiado cortas para evitar
que se claven.
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Utilice calcetines o medias fabricados
con fibras naturales.
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Cambie los calcetines diariamente.
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Utilice calzado transpirable.
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Evite
andar descalzo en piscinas, duchas, vestuarios, etc.
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Evite
el exceso de sudoración de los pies.
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Compre el calzado a última hora del día, ya que los pies tienden
a hincharse con el paso del tiempo.
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No
compre calzado estrecho que comprima los dedos.
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Compre el calzado en función de la actividad que va a realizar.
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No
utilice tacones que tengan más de 3 o 4 centímetros.
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Pruebe el calzado en ambos pies
antes de comprarlo.
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Cambie de zapatos si se encuentran muy desgastados y/o
deformados.